Los cambios de ritmo en el pádel
Tengo
un amigo que se ha negado sistemáticamente, desde la adolescencia, a tomar una
sola decisión que no fuera imprescindible. Hizo caso omiso a tres propuestas
diferentes de relación de pareja; veranea en la playa de Riazor, a 300 metros
de su casa; después del baño, para siempre en la misma taberna a tomar,
indefectiblemente, una caña y una tapa de arroz con pollo; los miércoles va al
cine con entrada bonificada y no acude jamás a una fiesta nocturna. La
felicidad para él consiste tanto en no tener que tomar decisiones como en no
separarse de un guión preestablecido. ¿es compatible este perfil con el
desempeño apasionado del pádel por esas pistas de Dios, cada una de su madre y
de su padre, ante contrarios de todo pelaje y en situaciones de exigencia
interna pero también externa? Lo cierto es que hay antecedentes de tales
concurrencias. Honorato de Balzac llevaba una vida de monja, según el
imprescindible para poder dibujar en sus novelas pasiones desatadas.
¿Cuánto
hay de pasión en el pádel? Un maestro de la especialidad me dice que no es
precisa ninguna para pasar del Sol a la sombra, de la calma al arrebato
violento, de la nevera al protagonismo. Afirma que todo ello se produce mejor
desde una cabeza fría, calculadora y con sentido de la anticipación. Como la de
mi amigo, que siempre sabe cuándo recoger la toalla y cuando atacar el arroz
con pollo y la cañita con el gas bajo la breve espuma.
Desde
mi experiencia personal, sin embargo, los tipos brillantes en cualquier
actividad presentan rasgos de un gran amor por la vida, en razón a lo que hay
de inesperado detrás de cada inflexión del tiempo. Presentan una curiosidad
hambrienta y aceptan el reto que supone el hecho de que vivir es nadar en la
incertidumbre, es atreverse a tomar decisiones, es ser rápido cuando los demás
sestean, ser paciente frente a ataques sin orden ni concierto, ser observador
incluso en medio del marasmo, saber conceder para resurgir por sorpresa,
aplicar sin remordimientos el dictado del trabajo bien hecho y, al fin,
reconocer con pasión el ritmo que nos entraña desde el instante en que somos
engendrados.
Clase práctica: ataque-defensa-ataque (secuencia)
© imagen: padelstar.es
© entrada:Santi Casal, 2017.
No hay comentarios:
Publicar un comentario