lunes, 11 de mayo de 2015

Como en todo, a cousa vai de madurar


Superar la fase de principiante

Hay una serie de cuestiones, objetivables, que permiten deducir el tránsito de la difícil etapa de principiante a la de jugador iniciado, con un nivel de recursos que le empiezan a hacer tan atractivo el pádel:

-       Búsqueda de economía gestual en el golpeo para ser más rápido y eficaz. Se acabaron los rodeos y titubeos para pasar a la acción.
-       ¡A bailar! Mover los pies para golpear de lado.
-       En las voleas, cerca de la red, la cabeza de la pala alta para que el recorrido hasta el punto de encuentro pala-bola no se haga eterno. Eso si, hay que procurar no mirar a la bola a través de los agujeritos de la pala.
-       Acompañar el golpe para cortar la bola y conseguir que bote menos que los liftados sobre las pistas de tierra.
-       Las piernas tienen en su punto medio un mecanismo de visagra que se llama rodilla y permite la flexión, de modo que podemos bajar el centro de gravedad y conseguir una sensación de flotabilidad y a la vez un mejor ajuste de la distancia con relación a la bola. ¡A flotar por la pista, si la artrosis todavía te lo permite! ¡We wáter, my friend!.
-       “Timing” Marcar los tiempos para golpear la bola en el momento adecuado, a la altura de bola indicada para el recurso que vamos a emplear. Pero lo podemos hacer ya en una secuencia continuada, como la que forman las ráfagas de fotografía que componen un video con alma. Y lo mejor, ¡no necesitamos cantar los tiempos, si bien es cierto que eso puede descentrar al contrario!.

OTROS AVANCES TÁCTICOS DENOTAN ESE PROGRESO DE PRINCIPIANTES A INICIADOS CON AIRES DE CIERTA SUFICIENCIA

A)   No correr riesgos innecesarios. A veces se confunde, sobre todo por parte de los que pierden el punto, con “ir de sobrados”.
B)   Apoyar al compañero. En caso contrario, el compañero nos mandará a paseo porque ya empezamos a tener “novias”, empezamos a entrar en el mercado.
C)   Cambiar de velocidad según convenga a la posición de tomar ventaja o bien de pasar a la defensa. Los partidos a piñón fijo ya se han quedado para los torneos post paella y sangría en el camping de Oropesa del Mar.
D)   Defender la alegría. Atrás quedaron aquellos nervios escénicos del principio que hacían confundir una pachanga con una tragedia griega.
E)   Los servicios buscan ahora dificultar el resto cuando en los primeros contactos con la pista los jugadores querían hacer punto directo por miedo a ser inferiores en el peloteo.
F)    Se instala la paciencia y el espíritu de no dar una bola por perdida ni tampoco el punto por ganado hasta tanto no acaba la jugada.
G)   Se dignifica el globo. ¡Esto no es tenis!. Se trata del recurso de crucero para mantener el contrario atrás, para intentar ganar la posición de ataque... no es el único, pero es muy importante, y en no pocos casos es propiamente un golpe de ataque.
H)   Se es más consciente de los flujos mentales y su relación con las tendencias ganadora o perdedora. La focalización en lo que se puede y de hecho se está haciendo bien en razón de las necesidades y circunstancias del encuentro conduce a rachas percibidas, interiorizadas y susceptibles ya de ser prolongadas hasta el éxito.
I)     Los objetivos estratégicos también están ya interiorizados: ganar la red, marcar el tempo...
        ¡ELOGIO DEL ANÁLISIS DAFO!!!!!!

                       - Debilidades internas
                       - Amenazas externas
                       - Fortalezas internas
                       - Oportunidades externas


Bienvenido EQUIPO que ya ha superado la fase de principiantes y se instala en esa condición donde se es más fuerte porque se es más consciente de cuánto queda por aprender y por mejorar, con humildad y trabajo pero también con mayor disfrute.






Adri e Damián transitaron da época de principiantes á de xogadores avezados hai xa tempo.




martes, 3 de marzo de 2015

Un exercicio para sincerarse: Establecer, coñecer a nosa escala de prioridades


 Expreso, con modestia, algunha diferencia respecto do papel do determinismo e o instinto no proceso madurativo, pero en xeral esta aportación novamente extraída de Timothy Gallwey arroxa ben de luz sobre a importancia da intuición, da intelixencia suma que provén da experimentación gravada no subconsciente e do establecemento dun xeito de vida elexido sobre a valor que lle damos á autoesixencia condicionada por factores externos fronte á autorrealización como timón suficiente para pilotar a nosa vida. Son reflexións aplicables a toda actividade humana e a toda esixencia competitiva e de obtención de resultados medibles.





[ ... a necesidade de abandonar o xuízo sobre un mesmo e os demais mediante os conceptos de "bo" e "malo" abriranos o camiño para acceder á claridade.]

O estrés é cada vez máis común nunha época na que as presións nos xorden de todos lados. Neste sentido, unha cousa é segura: as presións exteriores seguiranse producindo e probablemente aceleren o seu ritmo e aumenten a súa intensidade. A causa da maior parte do estrés pode resumirse coa palabra "apego". Liberarse do estrés non implica necesariamente privarse de moitas cousas, senón máis ben ser capaz de desprenderse do ego cando sexa necesario, e saber que un seguirá estando ben. É algo que provén do feito de ser máis independente -con máis confianza nos propios recursos para manter a estabilidade-.
Esta sabedoría para crear unha estabilidade interior é un requisito imprescindible para ter unha boa vida nos tempos que corren. Existe un "eu" interior que ten as súas propias necesidades. Este eu que posúe todos os dons e capacidades cos que esperamos conseguir calquera cousa na vida, ten os seus propios requisitos. Trátase de esixencias naturais que nin sequera tiveron que ensinarnos. Cada "eu" número 2 foi dotado ao nacer, independentemente do lugar, dun instinto para realizar a súa natureza.
Quere gozar, aprender, comprender, apreciar, emprender, descansar, ter saúde, sobrevivir, ser libre para ser o que é, expresarse e achegar a súa propia contribución. As necesidades do "eu" número 2 preséntanse cunha urxencia moderada pero constante. Certa sensación de satisfacción embarga a quen está a actuar en sincronía co seu "eu" interior. A cuestión fundamental é saber que tipo de prioridade lle estamos a dar ás necesidades do "eu" número 2 con respecto ás infinitas e opresivas presións exteriores. Cada individuo ten que encontrar a súa propia resposta a esta cuestión.
O maior causante do noso estrés fomos nós mesmos. Pero as esixencias coas que producimos estrés non son realmente nosas, senón que as incorporamos unicamente porque as escoitamos dende pequenos ou porque son aceptadas socialmente. Pronto, estas esixencias comezan a resultarnos moi naturais e é máis doado poñerlle atención a elas que á chamada sutil pero insistente do noso propio ser. O "eu" número 1 non se dá por vencido doadamente nin tampouco o "eu" número 2. Liberámonos do estrés na medida que actuamos dende o noso verdadeiro ser e deixamos que cada momento sexa unha oportunidade para que o "eu" número 2 sexa o que é e desfrute do proceso. Trátase dun proceso de aprendizaxe que dura toda a vida.




                                                         © Foto: Santi Casal

domingo, 22 de febrero de 2015

Competir ou non competir. ¿Temos un plan? ¿Paga a pena?


O certo é que non hai como a espontaneidade para facer dun rato de tormenta de ideas algo singular e inesquecible. Como o rato que pasamos hoxe na Escola de Valores, Tenis e Pádel, en Canabal, despois de xogarmos o partido da liga “rías altas”. I é que a distensión que segue á competición propicia sempre ese estado no que o subconsciente ten presencia suficiente na realidade para que afloren sentimentos con verdade.

¡Qué importante sería que ese estado de fluxo mental fácil, de atención e focalización só no momento presente fora o que presidira a meirande parte do tempo que dura a competición! Desapegarse do pasado, acetar o que está fora do noso control e, por contra, chegar a controlar aquilo que entra dentro das nosas posibilidades...

...Chegar a acadar ese estado de “abandono” no que xa non nos preocupa o resultado para poder centrar toda a nosa enerxía no xogo, e, sobre todo, no xogo interior, na re-descuberta de nos mesmos, na estima dos nosos puntos fortes, porque na medida en que medramos medra a nosa aportación se é que hai un plan, un plan no que as loubanzas externas non pesarán nada en comparanza coa alegría que produce a satisfacción dun anhelo interiorizado.

sábado, 31 de enero de 2015

Pádel, escuela de valores

En un deporte en el que se balancean lo individual con el entendimiento con la pareja, para los dos evolucionar juntos, cobra una dimensión muy rica la capacidad para crecer. Si importante es la planificación del aprendizaje, de la adquisición de técnica, de la maduración de tácticas que contemplen la mayor cantidad posible de variables, tan importante o más de superar los enfoques erróneos, la visión distorsionada de uno mismo. La vanidad es una gran enemiga del desempeño, frena el crecimiento e impide por un  lado tomar conciencia de las limitaciones y, por otro, justipreciar nuestros valores y puntos fuertes susceptibles de ser aun más potenciados. Por eso, tan inútil es recrearse en la lamentación por los errores como vanagloriarse en exceso de los golpes buenos. Es en este punto donde muchos jugadores y jugadoras caen en la trampa, pierden la concentración en el aquí y el ahora y se dejan vencer por la ansiedad que produce la incertidumbre sobre el resultado futuro o la rumiación sobre un pasado que ya no se puede cambiar. Lo que podría ser un motivo de disfrute se convierte en un vía crucis. Es el dibujo de un espectáculo demasiado frecuente, por desgracia, en los escenarios hasta de las competiciones más amateurs.
Ilustramos con unos párrafos entresacados de “el juego interior”, obra de Timothy Gallwey de referencia frecuente en ésta página:

[... es difícil divertirse o alcanzar una total concentración cuando nuestro ego está metido en lo que considera que es una lucha a vida o muerte.
... muchos tenistas “serios” acaban participando en el “juego” de la excelencia. Acaban por fijarse unos objetivos de excelencia que están más allá de sus posibilidades y muchas veces pasan a estar más frustrados y tensos en la cancha que fuera de ella. La cuestión parece estar profundamente enraizada en la estructura básica de nuestra sociedad. Vivimos en una sociedad orientada hacia el éxito en la que las personas tienden a ser evaluadas o medidas por su capacidad en distintos ámbitos. El mensaje es básico y muy claro: seremos una buena persona merecedora de respeto únicamente si hacemos bien las cosas. La ecuación subyacente que se ha establecido entre la autoestima y el desempeño ha sido prácticamente universal. Se trata de una ecuación bastante opresiva porque significa que en cierta medida cada acción orientada hacia el éxito se convierte en un criterio para definir nuestro propio valor, de ahí que las personas más inteligentes, atractivas y competentes tienden a verse a sí mismas como “mejores”...

... Cuando el amor y el respeto dependen de ganar o de tener éxito en una sociedad competitiva es inevitable que haya mucha gente que sienta falta de amor y de respeto -ya que cada ganador implica un perdedor y cada actuación sobresaliente implica muchas otras que son inferiores-. A la luz de todo esto no es difícil ver por qué jugar bien se ha convertido en algo tan importante para nosotros. Para salir de esta trampa, lo que hace falta es una clara comprensión de que el valor de un ser humano no puede medirse por medio de su desempeño o por cualquier otra medida arbitraria. No tiene sentido evaluarnos en comparación con otros seres que tampoco son evaluables. Somos lo que somos. Nuestra identidad no se reduce a lo bien que nos manejamos en un momento dado. El resultado de un partido no nos define como personas, ni nos da motivos para considerarnos más o menos importantes de lo que éramos antes del inicio del partido.




Torneo Pavigrass. E.T.P. Canabal

 ¡ Deportes para ricos!   O outro día espétame un compañeiro da Facultade ao que non vía dende hai corenta anos: ¡Carallo, meu, así que agor...